5 actores que dieron el cante… fuera del género
Seguro que más de una vez estabais viendo una película no musical y, de pronto, os habéis topado con una escena en la que los propios actores cantaban. Algunos ejemplos son por exigencia del guión, otros tienen lógica dentro del argumento… pero varios no. Veamos unos cuantos de estos últimos.
Kirk Douglas
¿Qué pintaba Ned Land, el arponero de “20.000 leguas de viaje submarino” cantando con una guitarra a sus compañeros de barco y a una foca? Pues esto es lo que encontramos en la versión que, eso sí, rodó Disney. Una película fantástica de Richard Fleischer, pero con esa licencia que Julio Verne no escribió.
Gene Wilder
En este caso, cantando y bailando el “Puttin’ on the Ritz” como Frederick Fronkonstin (que no “El jovencito Frankenstein”) junto a su criatura (Peter Boyle). Una interpretación desternillante en cada intervención del monstruo, pero en un número aislado dentro de esta divertida comedia de terror. No obstante, el propio Mel Brooks la adaptó después como musical.
Eric Idle
Quizá ni os suene, salvo que seáis fans del grupo cómico al que pertenecía. Pero si os digo “Monty Python” y “La vida de Brian”, ¿a que ya lo ubicáis? Exacto. Era el crucificado que tarareaba y silbaba aquel “Always look on the bright side of life”. Una canción que no pintaba demasiado en una parodia religiosa, aunque tratándose de estos humoristas…
Matt Damon y Jude Law
El último ejemplo es incluso doble. No tiene mucho sentido incluir una parte musical en un thriller. Sin embargo, ambos actúan junto al cantante italiano Fiorello en “El talento de Mr. Ripley”. Primero Law sube al escenario como un amigo de los músicos del club al que entran. Luego, invita a hacer lo propio a Damon. Los tres interpretan el famoso tema “Tu vuo fa l’ americano”, de Renato Carosone.
Matt Damon, además, canta en esta película otro clásico como es “My funny Valentine”.
Confieso que pensaba que me resultaría más fácil escribir este artículo, pues creía que iba a encontrar más casos de los que expongo. Sin embargo, no son tantos. O al menos no se me ha ocurrido ninguno más en que algún actor o actriz cante con su auténtica voz “sin venir a cuento”. Quizá alguien, al leerlo, recuerde otros.
En la película el cantarín personaje de Douglas es un contrapunto necesario al inflexible Nemo. El primero se mezcla estrechamente con las gentes, apura todos los vinos de las tabernas y cata todos los placeres (es el conocimiento práctico y experimentado); el segundo es un religioso, un pope al mando del Nautilus, un derviche egotista y alejado «de la civilización» dice él… pero Nemo es también, y sobre todo, un capitán distanciado, jerárquico y preeminente sobre la grey o tripulación que pastorea ascéticamente (un pope, no lo perdamos de vista). Ese contraste funciona perfectamente, claro, cuando toca mojarse el trasero para salvar a Nemo de los tentáculos de un Mar que le viene grande, en su inmensidad, a él y a todos. No salvarán a Nemo su ciencia abstracta ni sus fideísmos en su propio superhombre moral… sino el rudo marino de sabidurías inmediatas y ancestrales como esos cantos marineros pasados de generación en generación. Cantar es, en cierta manera, pura voluntad de perdurar. Cuando nadie recuerde a Nemo y sus artefactos, las gentes seguirán cantando las canciones de Ned, músicas de quienes le precedieron y también quienes le sucederán. No es coña: puede quedar más y mejor legado cantando que follando. Además en el caso de Kirk Douglas, según se sabe, ambas hojas de servicio quedaron bien cumplidas, y cantó y folló hasta bien provecto.
Hoy triunfan los popismos y prédicas puretas al tiempo que se desprecian los saberes del antiguo mundo. Cuando toque mojarse el trasero en el mar inmenso veremos qué hacen nuestros rectísimos popes y popas. No pinta bien: contra lo que parece, se canta poco y se folla menos…
Gracias por tu comentario tan explícito comparando una simple canción con la sociedad actual según tu perspectiva, Fer. Desde luego has desatado tu imaginación para exponer esta disertación.